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EE. UU. Deja un Vacío en la OPS: Qué Pasaría Si la Organización Panamericana de la Salud se Muda a Panamá

Washington, D.C. — La Organización Panamericana de la Salud (OPS), el pilar central para la salud pública en América Latina y el Caribe, podría estar enfrentando una crisis de financiamiento si Estados Unidos decidiera suspender sus aportaciones anuales. Actualmente, el país norteamericano es el mayor financiador de la OPS, contribuyendo con una parte significativa de su presupuesto, lo que le otorga una influencia decisiva en las operaciones y prioridades de la organización. 

Si Estados Unidos dejara de contribuir, las consecuencias no solo serían financieras, sino también diplomáticas y operativas,


afectando directamente la capacidad de la OPS para enfrentar desafíos sanitarios en la región. Los programas de prevención de enfermedades, respuestas a emergencias y el fortalecimiento de los sistemas de salud podrían verse severamente comprometidos, afectando a los países más vulnerables de América Latina y el Caribe.

Con el apoyo estadounidense en duda, la OPS se vería obligada a buscar nuevos financistas y a replantear sus estrategias para asegurar que los recursos lleguen donde más se necesitan. Sin embargo, la sustitución de Estados Unidos como principal contribuyente no es una tarea fácil, ya que el volumen de sus aportaciones es incomparable.

En medio de este panorama incierto, surge una pregunta clave: ¿Qué ocurriría si la OPS decidiera mudarse de su sede actual a Panamá? Con una ubicación estratégica y una infraestructura moderna, Panamá ha ganado notoriedad como un centro de cooperación internacional, y su geografía privilegiada podría convertirla en un lugar ideal para albergar la sede de la OPS.

Impacto de un posible traslado a Panamá:

a) Beneficios estratégicos para la OPS

Panamá, con su proximidad al Canal de Panamá, su infraestructura de clase mundial y su entorno favorable para los negocios internacionales, podría ser un punto clave para mejorar la coordinación de los esfuerzos de salud pública en toda la región. La modernización de la infraestructura, la conectividad aérea y los servicios logísticos serían un punto a favor para la OPS al trabajar con países de toda América Latina y el Caribe.

Además, Panamá es un hub diplomático con la presencia de numerosos organismos internacionales, lo que facilitaría la colaboración entre la OPS y otras entidades globales, organizaciones no gubernamentales (ONGs) y empresas privadas en proyectos sanitarios de gran escala.

b) Las obligaciones de Panamá con la OPS

Si la OPS decidiera mudarse a Panamá, el gobierno panameño asumiría importantes compromisos. La sede de la OPS necesitaría ser alojada en espacios adecuados y de fácil acceso. Panamá tendría que ofrecer, entre otras cosas:

 

  • Espacios físicos adecuados: Oficinas de alto nivel para albergar a los funcionarios de la OPS, además de una sede administrativa con todos los recursos necesarios para la gestión de proyectos internacionales.
  • Exoneración de impuestos: Como sede de una organización internacional, Panamá tendría que ofrecer exoneraciones fiscales, garantizando que la OPS pueda operar sin las cargas tributarias que afecten su eficiencia y operatividad.
  • Servicios logísticos y de seguridad: El gobierno panameño debería proporcionar la seguridad necesaria, dada la importancia de la OPS como actor internacional. Además, servicios como transporte, comunicaciones y facilidades diplomáticas serían esenciales para asegurar el buen funcionamiento de la organización.

 

c) El protagonismo de Panamá en la salud regional

Una posible mudanza de la OPS a Panamá también elevaría el perfil internacional del país en el ámbito de la salud pública global. Sería una plataforma para que Panamá lidere iniciativas regionales de salud, participe activamente en la respuesta a emergencias sanitarias y facilite la cooperación entre los países del continente en áreas cruciales como el control de enfermedades infecciosas, la seguridad sanitaria y la salud mental.

A nivel local, Panamá podría beneficiarse de la transferencia de conocimientos y de los proyectos de formación en salud pública que llevaría consigo la OPS. La presencia de la organización también podría estimular la inversión en el sector salud y posicionar a Panamá como un líder en políticas sanitarias regionales.

Desafíos y riesgos para la OPS sin el apoyo de EE. UU.

El desafío más grande, sin embargo, sería la falta de financiamiento si Estados Unidos decidiera cortar su aportación anual. En un escenario sin este apoyo crucial, la OPS dependería de los países miembros para asegurar fondos alternativos. Sin embargo, la capacidad de los países latinoamericanos para llenar este vacío sería limitada, dada la disparidad económica en la región.

Los países con economías más débiles podrían quedar aún más marginados, y la desigualdad en el acceso a los recursos sanitarios podría ampliarse, especialmente en contextos de crisis de salud pública como la pandemia del COVID-19, donde la OPS jugó un papel crucial en la distribución de vacunas y equipos médicos.

Panamá y su nueva responsabilidad como sede regional

Si la OPS se trasladara a Panamá, la nación panameña no solo asumiría una mayor responsabilidad logística y diplomática, sino que también tendría que garantizar que los programas de salud pública sigan siendo efectivos en la región. Esto podría implicar un incremento en los recursos destinados a proyectos locales de salud pública y más cooperación técnica con otros países de la región.

 

Impacto regional y global

La mudanza de la OPS a Panamá también podría tener un impacto simbólico. El hecho de que una organización clave en la lucha por la salud pública en América Latina y el Caribe se traslade a Panamá podría enviar un mensaje fuerte sobre el papel de la nación en el fortalecimiento de las capacidades sanitarias a nivel regional.

Lo que está claro es que el futuro de la OPS, con o sin Estados Unidos, dependerá de la capacidad de los países miembros para colaborar de manera efectiva, así como de su habilidad para garantizar la financiación y los recursos necesarios para seguir afrontando los desafíos de salud pública en la región.