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Castillo a seis meses en gobierno en Perú, incertidumbres, improvisación y vergüenzas

EFE
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Este viernes se cumplieron seis meses del gobierno comunista de Pedro Castillo en Perú y la fecha coincide con una nueva renuncia dentro de su gabinete, la de su ministro de Justicia, Avelino Guillén. Este hecho, que podría ser anecdótico en cualquier gobierno, es sintomático de lo que ha ocurrido en esta administración desde su toma de poder: renuncias, improvisación, caos o nombramientos de personas no calificadas, algo que parece ya muy recurrente.

El hecho es que Guillén experimentó en carne propia las dudas y miedos de Castillo. Después de un periodo marcado por una polémica con Javier Gallardo, comandante general de la Policía Nacional a causa de una serie de nombramientos y bajas dentro de la institución, el ministro nunca recibió el respaldo del presidente, lo que podría haberle dado autoridad dentro de las circunstancias.

Casos en investigación

Otro de los escándalos de este gobierno son las tristemente famosas reuniones que Castillo sostuvo en una casa ubicada en el distrito de Breña, el lugar donde se hospedó antes de tomar el poder y donde en un principio quiso seguir despachando como jefe del Estado. De hecho, ya La Fiscalía abrió una investigación preliminar contra Castillo por un presunto tráfico de influencias, colusión y patrocinio ilegal, un proceso que quedará suspendido por la inmunidad de la que goza como presidente.

El caso se basa en sus supuestas influencias para la construcción de un puente y para la adquisición de combustible para la petrolera estatal Petroperú, además de un proceso irregular de ascensos de su círculo cercano. Según los datos que se han hecho públicos, y reflejados también en los medios de comunicación, Castillo mantuvo reuniones con la empresaria Karelim López -la misteriosa visitadora-, para que intercediera a favor del consorcio Puente Tarata III, que se adjudicó la construcción de un puente en la selva central.

Entrevista de la vergüenza

Desde que comenzó su gobierno, Castillo no había ofrecido ninguna entrevista a algún medio de comunicación, dejando evidencia de su mala relación con el periodismo, algo que se ha visto reflejado también en algunas actitudes de los miembros de su seguridad que llegaron a agredir a periodistas que cubrían sus actividades oficiales. De hecho, ya en campaña, tuvo varios problemas con la prensa que lo quería entrevistar, muchas veces con poca suerte por sus constantes negativas.

En esta última semana, Castillo decidió ofrecer tres entrevistas, dos de ellas a medios peruanos. La primera al semanario "Hildebrandt en sus Trece", a cargo del prestigioso periodista César Hildebrandt, la segunda a la radio Exitosa, una entrevista muy criticada por su falta de preguntas sobre temas de alcance, y la tercera, sin dudas la más comentada, con el mexicano Fernando del Rincón, de la cadena CNN en Español. Este encuentro fue calificado en los medios locales de "vergüenza", tal y como el mismo periodista reflejó en el momento de reflexionar sobre su encuentro.

Castillo se vio sobrepasado por las preguntas, dubitativo, dejando clara muestra de su poca preparación y de su incapacidad de resolver preguntas comunes para un jefe de Estado. Uno de los momentos más criticados por la opinión pública fue su posición respecto a otorgar una salida al mar a Bolivia, algo que, según él, habría que preguntarle -como suele decir en tono demagógico- "al pueblo".

Preguntado sobre si Cuba era una dictadura, Castillo sólo dijo que había que preguntárselo a los cubanos y tampoco quiso decir si reconocía a Nicolás Maduro o a Juan Guaidó como presidentes de Venezuela. Misma fórmula: "Hay que preguntarles a los venezolanos. Es igual que usted dijera a quién reconocen en Perú como presidente, ¿a Keiko Fujimori o a Pedro Castillo?"

Se salva de ser destituido

Otro momento importante fue en diciembre cuando se salvó de un proceso de destitución. El Congreso inició el proceso por "incapacidad moral del presidente" al señalar como una de las razones "la designación en altos cargos públicos a personas contrarias al Estado de derecho y al sistema democrático por sus vínculos terroristas y de apología al terrorismo, por su injerencia por motivaciones personales en las Fuerzas Armadas y su total anuencia a la afectación de los derechos humanos de las mujeres a través de la violencia". Sin embargo, se rechazó con 76 votos en contra, 46 a favor y 4 abstenciones, gracias al salvavidas enviado por Vladimir Cerrón, el secretario general de Perú Libre, el partido marxista leninista que lo llevó al poder.

Todo esto en apenas seis meses con una pandemia que sigue golpeando un país que registra más de 205.000 muertos, con una fuerte incertidumbre económica ante el asedio del gobierno a las mineras -uno de los principales sectores para el crecimiento de la economía-, y un ambiente político que seguirá crispado con la latente posibilidad de un nuevo proceso de destitución.